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"Y no estimo hermosura que, vencida, es despojo civil de las edades. Ni riqueza me agrada fementida, teniendo por mejor, en mis verdades, consumir vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades" Juana Inés de la Cruz

Encuentro casual

Tu mirada enigmática brillaba,
tenue y solitaria,
escondida, en la oscuridad del salón.
El frío, atraído por una pasión desbordante,
se escurría por debajo de las puertas.
Las otras miradas, espectadoras,
eran testigos desconcertados de aquel instante del tiempo.
Mi alma buscaba un refugio,
cuando, paralizando el aire,
me invitaste a abrazarte.
Mi soledad se cubrió con tu perfume,
y la contención de tus brazos
empezó a guiar mi incertidumbre.
Tus manos entibiaban cada punto de mi espalda,
y las mías recorrían la tuya buscando conocerte.
La música se apoderaba de nuestros cuerpos,
el tiempo pasaba sin percibirlo,
y tu respiración controlaba mis latidos.
Algo implícito cobró vida en mi interior,
desde aquella noche, algo cambio.
Me quede viviendo con abstinencia de tus brazos,
confiando en el destino, esperando volver a abrazarte.
Aquel encuentro casual, no puede haber sido casualidad.

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